Tener paciencia es una virtud que resulta difícil llevarlo a cabo porque muy fácilmente perdemos los estribos y hacemos y decimos cosas que no queremos decir.
Principalmente a los hijos menores de edad porque ellos no dimensionan la magnitud de sus actos, hacen cualquier cosa.
En este tiempo he aprendido que no es tan sencillo, pero si se quiere es realizable, con un ejemplo claro Lujan es súper intrépida y muchas veces no sé qué hacer con ella, pero he aprendido que funciona eso de contar hasta diez y luego conversar con ellos, haciéndoles saber que están actuando mal.
Luego incentivarlos a mejorar y de a poco forjar su carácter que por supuesto está en las manos de sus progenitores.